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Fútbol | Psicología Deportiva
¿La culpa es del entrenador de fútbol?
11.03.2020

Cuando un equipo de fútbol atraviesa una mala racha, no gana partidos ni obtiene los resultados que la afición espera, el primer señalado es el entrenador.  En caso de no remontar la crisis a corto plazo, la presión colectiva puede desencadenar una destitución fulminante como la de Ernesto Valverde en el Barça o Pablo Machín en el Espanyol.

Pero ¿es todo culpa del entrenador? ¿Utilizan la psicología deportiva para mejorar las dinámicas del equipo? De todo esto y más hablamos con Vicenç Raluy, psicólogo deportivo.

El equipo está en crisis, no obtienen resultados, falta gol, la dinámica es negativa y parece que no son capaces de darle la vuelta. ¿Es culpa del entrenador?

El entrenador es el máximo responsable del rendimiento de un equipo de fútbol, pero no siempre es el culpable. De hecho, pasa en todos los deportes, pero es especialmente notorio en el fútbol, porque se mueve mucho dinero, y es más fácil y económico cambiar de entrenador que de jugadores.

Sin embargo, es cierto que un equipo se acaba contagiando del carácter y el talante del entrenador, de su estilo de liderazgo.

¿Por eso se le atribuyeron los males resultados del Barça al carácter tranquilo, casi impasible, de Valverde?

Cuando menos, esto es lo que se veía desde fuera. Pero, entre el que realmente se cuece dentro del club, y lo que se acaba explicando fuera, seguramente hay una gran diferencia. Se tendría que analizar, también, cuál es el papel de la directiva y qué dinámicas de ego y de poder hay en el vestuario.  

Hay jugadores tan valiosos que tienen el poder de destituir un entrenador y desestabilizar un club entero...

Ningún presidente querría ser el responsable de perder a un Messi, por ejemplo. El poder que tienen algunos jugadores viene otorgado por el mismo presidente del club o por la misma directiva.

Entonces, ¿cómo puede un entrenador dirigir y hacerse valer en un grupo lleno de egos, si desde arriba no le dan esta confianza y autoridad? Hay jugadores jóvenes y muy egocéntricos que, cuando detectan que pueden hacer y deshacer en favor de sus intereses, lo hacen.

Que hayan llegado al nivel más alto que se puede soñar en el fútbol, no quiere decir que todos se lo tomen seriamente, ni que sean jugadores disciplinados y trabajadores. Algunos se intentan escabullir y trabajar lo mínimo posible, algunos salen de fiesta cuando no lo tendrían que hacer... Es conocida, por ejemplo, la mala relación que tenían Samuel Eto'o y Pep Guardiola, que acabó con la salida del jugador del Barça.

El mismo Guardiola explicó que, para proteger a un Messi emergente y evitar que perdiera el rumbo, tuvo que excluir a Ronaldinho, Deco y Eto'o de la plantilla, que eran jugadores que no compartían la cultura del trabajo diario, esfuerzo y compromiso que Guardiola quería al vestuario.

Guardiola contó con el apoyo incondicional de la directiva azulgrana. Joan Laporta y Txiki Begiristain le otorgaron este poder a pesar de que, en aquel momento, Guardiola era una incógnita como entrenador. Le concedieron autoridad para marcar sus normas y funcionó. 

¿Valverde perdió autoridad y el apoyo de la directiva?

Creo que Ernesto Valverde fue perdiendo autoridad como entrenador. Pero, probablemente, no era desidia suya, sino que le fueron quemando tantos puentes, que se quedó sin herramientas y sobrevivía cada día como podía.

¿Y Pablo Machín en el Espanyol?

Creo que a Machín no le dio tiempo. Además, tenía el foco puesto en el resultado, en lugar de enfocarse en la mejora que necesitaba el equipo.

Cuando las cosas no van bien, lo que tiene que mejorar un entrenador es el juego, el plan del equipo. Y después, ya vendrán los resultados. Pero si te obsesionas en obtener unos resultados y no explicas a los jugadores como lo tienen que hacer, solo conseguirás tener unos jugadores estresados, porque el resultado no depende de ellos. Es el juego lo que depende de ellos.

¿Cuántos partidos se pierden a pesar de haber jugado muy bien? ¿Y cuántos partidos se ganan a pesar de haber jugado mal? No podemos controlar el resultado, pero podemos controlar el estilo de juego, la concentración, el estado de ánimo del equipo...

En cambio, Abelardo llegó al Espanyol hablante de ‘reto’ en lugar de ‘problema’. Y esto ya es un enfoque mucho más constructivo, quiere decir que está concentrado en encontrar soluciones. No es garantía de éxito, pero es un comienzo.

¡Pero el entrenador de un equipo de primera no está solo! Tiene un equipo técnico entre los cuales hay un psicólogo deportivo, ¿no es así?

Tendría que ser así, sí. Pero a menudo el psicólogo es un psicólogo de club, no exclusivamente para el equipo y el staff y, a menudo, no se le da la importancia que tiene.

Por ejemplo, en el Barça, Luís Enrique tenía un psicólogo deportivo, Joaquín Valdés, que trabajaba para todo el equipo, a pesar de que Luis Enrique siempre decía que era para él. De este modo sacaba presión a los jugadores y desarmaba a la prensa de titulares como “tal jugador ha ido a ver al psicólogo del club”.

Joaquín Valdés estaba en todos los entrenamientos, partidos, etc. Y su función era observar las comunicaciones entre los jugadores, del entrenador, la dinámica del grupo, etc. Y lo hacía desde una perspectiva psicológica. Lo explica muy bien Luís Enrique en el documental “Los Hombres de Lucho

“Para la vida, estar bien de cabeza, estar bien anímicamente, estar bien mentalmente, es básico. Eso sí, no se te ocurra nombrar un psicólogo en fútbol.” [...] “Yo quiero que Joaquín esté en el campo, quiero que esté continuamente viendo la respuesta de los jugadores, nuestras respuestas, que esté viendo cómo gestiono los momentos de estrés, que en este trabajo hay muchísimos…”

El planteamiento de Luís Enrique parece el adecuado...

Está muy bien, sí. Es más, Luis Enrique se lleva a Joaquín Valdés allá donde va. Pero, en definitiva, quien toma la decisión de escuchar o no al psicólogo deportivo, es el entrenador.

El fútbol cada vez es más científico y hay más staff dedicado a analizar cifras, estadísticas y variables que pueden hacer mejorar al equipo. Pero, depende del entrenador dejarse asesorar por estos especialistas.

Antes de ser destituido, Pablo Machín dijo en unas declaraciones: “Ni un psicológo, gurú, hipnotizador o el mejor entrenador del mundo cambia la dinámica de la noche a la mañana. Lo mejor es cambiarla con un gol, aunque sea injusto.” ¿Qué opinas?

O bien es un entrenador que tiene una visión antigua del fútbol, que desconfía de toda esta parte más científica y cree que él solo lo puede controlar todo. O bien, no quería que la prensa entrara en este tema e hizo estas declaraciones con el objetivo de proteger al equipo.

En cualquier caso, no dejó demasiado bien al colectivo de psicólogos deportivos al ponerlos a la altura de un gurú o hipnotizador...

Ciertamente, no. Ni al psicólogo del club del Espanyol.

¿Por qué hay tanta reticencia a reconocer que los futbolistas también necesitan apoyo psicológico?

Hay muchos entrenadores que piensan que es parte de su trabajo. Por lo tanto, reconocer que se dejan ayudar en un aspecto que ellos consideran que es parte fundamental de su trabajo, es como admitir que no son lo suficientemente buenos como líderes. O sencillamente, todavía tienen una visión antigua del fútbol.

También hay entrenadores que sí saben rodearse de los mejores preparadores físicos, nutricionistas, staff técnico y psicólogos, pero lo esconden, sea para proteger el equipo o para llevarse el reconocimiento ellos solos. 

¿Cómo impactan en el equipo estos cambios tan repentinos de entrenador con la temporada a medias?

Los cambios de entrenador a media temporada tienen un gran impacto en el equipo. No es el escenario óptimo, pero sí que es cierto que provocan un zarandeo tan fuerte que, inevitablemente, todo el mundo se vuelva a poner las pilas. Incluso el jugador más acomodado se tiene que mover porque, como mínimo, tienen que ser vendibles al final de temporada.

También puede haber un exceso de estrés que provoque lesiones, por lo tanto, hay que vigilar el nivel de estrés. 

 

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 Foto: CC Flickr