Eres uno de los jugadores más emblemáticos del Barça. Se te recuerda como una leyenda de los ‘80 y tu legado cambió el curso de la historia del baloncesto en España… Cuando miras atrás, ¿de qué te sientes más orgulloso?
Suspira, como buscando la respuesta idónea entre un océano de posibilidades: “¡De muchísimas cosas! Pero, sobre todo, de la suerte que tuve de tener buenos compañeros de equipo durante toda mi carrera. Y de llegar al máximo nivel en este deporte. Pude jugar en la NBA, la mejor liga del mundo, y luego, en Europa, con los mejores equipos en Italia, en Barcelona y en Grecia.”
Te apodaron como “Atomic Dog” ¡Nos gustaría conocer la historia que hay detrás de ese apodo!
Una sonrisa nostálgica se dibuja en su rostro: “Este apodo viene de mi época en los Blazers. Mi amigo Mychal Thompson, me bautizó así después de hacer un par de mates increíbles en un partido contra el Dallas.”
Mychal Thompson fue el primer jugador no nacido en los Estados Unidos elegido como nº 1 en el Draft de la NBA y es el padre de Michael Klay Thompson, actual jugador de los Golden State Warriors.
Tras tu paso por los Portland Trail Blazers y el Benetton Treviso, llegaste al Barça, donde tú mismo has dicho en alguna ocasión que te hiciste un hombre como jugador y como persona. ¿Qué te aportó el Barça, que te invita a hacer esta afirmación?
Es cierto. Yo crecí en este Club. Confiaron en mi estilo de juego y en mi persona. Si hubiera estado en otro equipo, creo que mi carrera no hubiera sido igual de exitosa… Tuve muchas lesiones estando en el Barça, y el club podría haberse librado de mí… Sin embargo, durante 6 años confiaron en mis habilidades como jugador y en mi capacidad de recuperarme de cada lesión para volver a ser un jugador de primer nivel. Ellos me hicieron ganar confianza en mí mismo.
Viniendo de la NBA a Europa, con una filosofía de juego tan distinta… ¿Te resultó difícil encajar con tu estilo de juego?
Mis años en la NBA me ayudaron a ser un jugador más profesional. Aprendí muchos trucos. En Europa, no tenían esta mentalidad y eso me supuso una ventaja. Tenía movimientos muy rápidos en el poste bajo, por ejemplo. Parecía un jugador lento, pero era rápido y aquí no estaban preparados para mi estilo de baloncesto.
Creo que la NBA me dio una gran ventaja para venir a Europa y tener éxito. Recuerdo incluso que los entrenadores de otros equipos estudiaban mi juego y mis movimientos… En el fondo, eso también fue bonito, sentir que traía cosas nuevas al baloncesto.
Queremos recordarte unas declaraciones que hizo Kobe Bryant y conocer tu opinión:
“Los europeos son más hábiles. Han aprendido a jugar de forma correcta desde muy jóvenes. Tenemos que enseñar a nuestros niños. La AAU (Asociación de Baloncesto Aficionado de Estados Unidos), es horrible. No enseñan en absoluto a nuestros chavales como deben jugar. No conocen los fundamentos del juego”.
Estoy de acuerdo con Kobe. En Estados Unidos no se practicaban mucho los fundamentos y los entrenadores buscaban jugadores muy atléticos, fuertes y rápidos, que tuvieran un juego individual muy marcado. En cambio, aquí los clubes practican los fundamentos del baloncesto desde pequeños y los siguen aplicando cuando son profesionales. Por eso, a los jugadores europeos que llegan a la NBA, les va bien. Porque su estilo de juego es algo que allí no se espera, fíjate en Ricky Rubio, en José Calderon…
Antes de fichar por el Barça, estuviste a punto de hacerlo para el Madrid… Pero un desacuerdo económico irrisorio acabó cambiando el curso de la historia. ¿Crees que el destino te llevó exactamente donde tenías que estar? ¿Que tenías una misión que cumplir en el Palau Blaugrana?
“¡Fue la mejor cosa que me pudo pasar!” Se ríe con ganas, y añade: “¡Ya estaba preparado para fichar por el Madrid! Estuve allí, tenía muy buena relación con Mariano Jaquotot y con Lolo Sainz. Eran muy buena gente y me convencieron. Pero cuando volví a Treviso, me llamó mi agente diciendo que el presidente no quería firmar el contrato. No estábamos hablando de un gran cambio, la discrepancia era de tan solo 10.000 dólares. Pero eso fue, precisamente, lo que cambió la historia del baloncesto en España, porque el año siguiente me llamaron del Barça. Y el resto, ya lo sabéis. Fue el mejor fichaje de mi carrera.”
Tus batallas sobre la pista contra Fernando Martín del Real Madrid han pasado a formar parte de la historia del baloncesto español… Erais adrenalina pura para todos los espectadores… ¿Cómo las recuerdas?
Asiente con la cabeza y dibuja una sonrisa como diciendo ‘sé de qué me hablas’. Porque aun conscientes de que se lo habrán comentado miles de veces, no podíamos perder la oportunidad de escuchar su versión en persona:
“Desde el primer día que fiché por el Barça, mis compañeros me explicaron la historia de rivalidad entre el Barça y el Madrid. Yo llegué dispuesto a ganar títulos y a ser el mejor. Así que vi claro que debíamos ir a por ellos. Pero… el Madrid tenía muy buenos jugadores, claro… ¡por eso estuve a punto de fichar con ellos! En cualquier caso, nosotros éramos conscientes de que también teníamos muy buen equipo, así que debíamos luchar a tope.”
Y añade: “Cuando había un partido contra el Madrid, los entrenamientos previos eran bestiales. Incluso más duros que el partido. Nos preparábamos para el combate y todo el equipo estaba muy centrado en sus deberes. Cuando llegaba el día del partido, los combates entre Fernando Martín y yo eran muy bestias, los dos queríamos ganar.
En esa época no había otro derbi tan emocionante como un Barça- Madrid, y cuando jugábamos, los ratings de audiencia en la tele eran astronómicos. La lucha entre Fernando y yo era muy física, y eso enganchó a mucha gente. Aún hoy, allá a donde vaya en España, me paran personas para decirme que se aficionaron al baloncesto gracias a esos enfrentamientos con Fernando y a mi estilo de juego.”
Y a pesar de los años, no te has desvinculado nunca del baloncesto. Entre muchas otras cosas, acabas de arrancar la Audie Norris Basketball Academy en Cambrils, y es el segundo año que apadrinas el Torneo Mare Nostrum de Básquet en Cambrils Park Sport Village. Además, sabemos que tienes ganas de hacer más cosas, como un torneo Mare Nostrum de básquet para niños y niñas que van en sillas de ruedas. ¿Qué nos puedes contar al respecto?
“Son niños y niñas que van en silla de ruedas, pero sienten mucha pasión por el baloncesto y son deportistas. También quieren competir, ir a campus y tener la oportunidad de aprender. Yo mismo jugué en silla de ruedas cuando me retiré. Tuve un problema grave en las rodillas y no podía jugar.
Estuve en una clínica en Estados Unidos y allí conocí a hombre que jugaba a baloncesto en silla de ruedas. Me animó a probarlo y a ayudarle a recaudar fondos para su liga. Y así lo hice. Jugué un año con ellos y fue realmente divertido. Me fue genial física y mentalmente. Yo estaba triste por haber tenido que dejar el baloncesto tan joven y ellos me enseñaron a verlo desde otro punto de vista. Me ayudaron a seguir disfrutando del baloncesto”.
Sin duda, debió ser un gran aprendizaje… Nos despedimos de Audie con un sabor agridulce, nos gustaría seguir charlando y compartiendo anécdotas durante horas. Pero ¿y si nos reservamos algo para la próxima ocasión?
¡Gracias Audie!
Fotografías: Audie Norris